Las reinas del nuevo festival



Luciana Salazar y Pamela Díaz fueron las candidatas más fuertes en la disputa por el cetro de “Reina de Festival de Viña del Mar 2005”. Un evento pituco, lleno de glamour (claro), elegancia (musho), distinción (okey) y declaraciones de amistad (y bueno).
Ambas mostraron un desplante –o más bien implante- tremendo ya no digno de una clínica de cirugía, sino más bien de una vulcanización, para hacerse de la corona… pero sólo una la ganó: poniéndole pecho y sin ocultar nada la vedette trasandina Luciana Salazar mostró porqué cobra 3 mil dólares por empilucharse en un night club.
Pero por estos días otras dos candidatas –no tan estéticas-, pero nuevamente rubia contra morena, se baten a duelo esta vez no por la corona y ser la reina, sino más bien por el sillón y la presidencia.
M, como la jefa de James Bond, representa a los votantes más rojillos de este país. Ella fue ministra de Salud y de Defensa y en su CV –además de aspirinas y balas- lleva el apoyo de los nuevos antiguos renovados históricos socialistas de antaño presente, como podría denominarse a quienes alzan el puño, recuerdan a Allende, quieren estatizarlo todo, andan en Porsche y veranean en Pucón.
La otra candidata a reina del Palacio de La Moneda es la Sole, que en su CV –además de viajes y el Código Civil- tiene el apoyo de los votantes de acá y allá, los que votan cuando la marea está alta o baja, los que deciden a conveniencia (digo, conciencia) qué le favorece más al país. Los que pidieron intervención y hoy sólo recuerdan un golpe. Los que votan con carné de manejar, inscriben tarde a sus candidatos y pelean entre ellos.
Una de estas dos candidatas será la que, después de una primarias cuya organización fue más discutida que Constitución iraquí, deberá representar a la más o menos centro e izquierda Concertación versus el candidato de la Alianza contra Piñera, Joaquín “la verdad, la verdad…yo trabajo con la mejor gente” Lavín. Este concurso, que claramente no es de belleza –ninguna de las candidatas llega al metro setenta como exige Miss Playas y Piscinas-, aunque las sonrisas y los buenos deseos de paz y amor con los niños y animalitos abundan, lo ganará quien tenga más belleza de ideas y más metas positivas para el mundo.
Para eso cuentan con el respaldo de gran parte del mundo –la población comunista de China supera los 1.000 millones más unos cuantos pelagatos en Cuba- más los miembros de la Falange internacional… y Trivelli.
Cuando a las candidatas se les pregunte, frente a la TV y en sus trajes dos piezas de noche “qué harías si fueras elegida” lo que deberían contestar es algo así:
M: “Bueno, yo quiero que se respeten los derechos de todos los chilenos, sobre todo de aquellos que quieren expresarse libremente en las calles marchando por la Alameda y reclamando su legítima voluntad de estatizar el agua, la luz y el gas para que Chile sea un país solidario. Gracias”.
Sole: “Lo que mi partido quiere… lo que nosotros queremos para Chile… lo que yo quiero para mi país… la voluntad del pueblo… en fin, tantas ideas. Muchas Gracias. Gute ¿nos vamos?”.
En suma, al igual que Luciana y Pamela las candidatas de marzo tendrán que apechugar con tutti si quieren ser la reina de Chile para los próximos cinco años (ello si derrotan al paladín de la derecha).
Pero para eso primero la conjunción de letras (PS, PPD, DC, PRSD, PC y los más “fregados”, los del WC) tendrán que levantar una candidatura única, por lo que podemos esperar más revuelo que en el Festival de Viña y uno que otro aletazo y quitada de credenciales entre pares. El verdadero show mediático comienza ahora.