
Bienvenidos a Piñeralandia
“Resucitó, resucitó, aleluyaaaaa, resucitó”. No se confundan. Este no es el cantar de las viejas en misa, sino el coro de militantes de Renovación Nacional tras proclamar a Sebastián “el que la sigue y la requetesigue y pucha que la sigue la consigue” Piñera como presidenciable de su partido.
Y digo “partido” porque así quedó RN tras la tallita que se mandó el Piñe y que dejó a muchos de sus dirigentes más frustrados que colecta en sinagoga.
Pero bueno. Si algo nos ha demostrado la política chilena es que hay de todo en la villa del señor y para diciembre capaz que vaya a votar copeteado, porque tendré candidatos a la “derecha, izquierda, al centro y pa’entro”.
Pero el tema que nos convoca en estos momentos, oh mis queridos lectores, no es el condimentado escenario político de diciembre (que se prevé más peleado que la final de la Granja ¡Burp!), sino que el poder económico del Seba, que sí da para preocuparse.
Piñera no es que quiera ser Presidente de Chile. No. ¡Quiere ser el dueño! Y les diré que le falta poco.
Tiene un patrimonio calculado en US$ 1.000 millones, pero la plata no importa tanto como la presencia porque mil millones de dólares los junta cualquiera (claro, cualquiera que asalte a Bill Gates).
Al igual que un antaño candidato de centro centro –que partió con unos pollitos que luego vendía trozados en sus supermercados- Sebastián partió de 0 y rápidamente llegó a los 100 (como su BMW blanco del año que le maneja el chofer). El y sus hermanos –todos malitos para los negocios- han logrado hacer del clan Piñera uno de los más reconocidos a nivel nacional. De un Piñera nacieron las Administradoras de Fondos de Pensiones y de otro los martes femeninos y la luna llena que asomaba su carita en la cordillera, ay sí.
Pero lejos el más conocido es Sebastián. Para que cachen el power de este compadre, voy a dedicar 110 caracteres sin espacios en algunos de los negocios en que está presente: LAN Chile, Parque Arauco, Clínica Las Condes, Axxion, Chilevisión, Constructora Aconcagua y Central Costanera (en Argentina).
¿Y por eso tanto escándalo? Aaaaahhh… les tengo más. El candidato a la adquisición de Chile también tiene moneditas invertidas en 128 caracteres sin espacios: Quintec, Quiñenco, AntarChile, Chilectra, Marinsa, CSAV, CTC, Entel, Bata, Chile.com, Oro Blanco, Pampa Calichera y el fondo de inversión CMB Prime. Se pasó ¿ah? Por eso es que no sé si lanzó una candidatura por la presidencia o una OPA (Oferta Pública de Acciones) por el país.
Para muestra un botón: ponemos el canal 11… y es de Piñera; viajamos en avión… y es de Piñera; vitrineamos en un mall… y es de Piñera; vamos a la clínica… y es de Piñera; compramos un departamento… y es de Piñera; echamos bencina… y es de Piñera; pagamos la luz… y es de Piñera; hablamos por teléfono… y es de Piñera; usamos zapatillas… y son de Piñera; navegamos en internet… y es de Piñera. Incluso capaz que tengamos la suertecita de contestar una encuesta… de la Fundación Futuro… que es de… ¡tarará!
Entonces, Sebastián Piñera está en su legítimo derecho de reclamar el sillón presidencial no por sus ideas políticas ni su vocación de servicio público (que como lo ha dicho –sin exagerar- unas 74 mil veces, su padre se la inculcó desde que era un empresarito y bla bla bla), sino que reclamarla porque la República es de él.
Quiere ser el presidente, pero presidente del directorio de Chile. Ya produce parte del PIB ¿Pibñera?, es dueño de LAN ¿Piñerlan?, participa de ENTEL ¿Sebastientel?, tiene acciones en BATA ¿Sebatastián? y ruge en Parque Arauco ¿Piñerauco? Se pasó. Tiene razón de reclamar lo que es suyo, si todo es suyo.
Y ojo que el primer paso para la adquisición de la patria no es su candidatura. Hace un tiempo se compró el 18% de la isla de Chiloé. Por algo se empieza.