
Carta a Mía Pascale
Pequeña Mía (o sea... no pretendo decir que eres mi pequeña, nada que ver yo, ni conozco a la María, la vi de lejos no más y una sola vez, te lo juro Iván):
Quiero demostrarte cómo el destino unió a tus padres y permitió que nacieras hace poco más de un mes en la clínica teutona.
Tu papá es chileno y tu mamá argentina (ella no tiene la culpa ¿ya?). Y mira qué chico es este mundo que los caminos de la vida los llevaron a juntarse. Te explico. Tu mamá, María, es modelo argentina y amiga de Pamela Díaz –alias la fiera, no sé si por lo bestia, por feroz o por la melena-, que a su vez es modelo chilena. Tu papá, por otro lado, es un exitoso ex futbolista. ¿Y esto cómo los juntó?, te preguntarás. Aaaaahhh. Muy fácil. Te explico. Tu mamá modelo argentina amiga de modelo chilena desfilaba en pasarela. Passarela es un ex futbolista argentino que jugaba con Valdano. Valdano fue el entrenador del Real Madrid que al principio no pescó a tu papá y que luego lo consideró su “socio” cuando tu papá fue pichichi. Pichichi se le llama al goleador de la liga española, país de las corridas de toros y los matadores. Matador es el apodo de Marcelo Salas, un futbolista chileno que jugó en River Plate, equipo que actualmente dirige Passarela. ¿Ves que es más que una coincidencia? Continúo. A su vez, tu papá jugó un par de años en el Inter de Milán con la camiseta 18. Milán está al norte de Italia, cerca de la laguna di Como, donde abundan los patos silvestres. Y por otra parte tu mamá jugó cuatro años con el Pato Laguna. ¿Cómo? Así, tal cual. ¿Y qué tiene que ver la camiseta número 18 con todo esto? Nada. Sólo te paso el dato.
Además tu mamá, como buena argentina, gusta mucho de la yerba mate mientras que tu papá casi se casó con una enferma del mate (o mala yerba), que a su vez no soporta a Pamela Díaz –amiga de tu mamá-, que es pareja de Manuel Neira -futbolista amigo de tu papá-, y que poco después de terminar con Iván se emparejó con el chino Ríos para luego separarse de golpe y porrazo (tal cual joven Mía). La ex novia de tu papá se llama Kenita y el ex marido de Kenita se llama Marcelo, al igual que Marcelo Salas. Sí, el que con tu papá conformó la dupla Sa-Zá que llevó a Chile al mundial de Francia ´98. Y Marcelo, cualquiera de los dos, es bueno para la piscola y la piscola es un trago, como el vino, que nace en las viñas, como la Santa Rita, donde tus papás se casaron. Y mira cómo son las cosas. Por esos años tu papá era bien picaflor. Perfectamente en vez de llamarte Mía Pascale podrías llamarte Daniella Pascale, Paola, Mía Eugenia o incluso Jing Mei Zamorano, o haber nacido en Sevilla, Madrid, Milán o La Florida.
¿Ves como todo el pasado de tus padres converge en cosas comunes? ¡Si incluso tu papá es el rostro de una marca de leche en tetra y tú tomas leche en... mamadera! Impresionante. A todo esto cuando naciste tu abuela se llevó el manso ni que susto que casi le hizo chorrear la cazuela. Escuchó que tu papá leía algo así como “cuando estás ausente no encuentro solución para tu respiración” y pensó que tenías apnea (param pam, chssssss).
A todo esto ¿te gustaron tus regalos? ¿El pilucho Armani, el balón de “fúbol”, las acciones de Blanco y Negro? ¡Ah, casi se me olvidaba! Te preguntarás el significado de tu nombre ¿verdad? Yo te lo explico. Tus padres... tan ingeniosos ellos. Te buscaron un nombre que reflejara sus historias, el pasado común, tus raíces y tu futuro. Y así nació tu nombre. O sea que cuando te pregunten cuál es tu gracia tu dices esto: MIA (M de María, I de Iván, A de Amor). PASCALE (P de Pichichi, A de Alicia, S de Saint Gallen, C de Cazuela, A de Albo, L de Laguna y E de Eugenia). Original ¿ah? Bueno pequeña Mía. Como te diría tu padre... “por ahí espero que seas feliz ¿no? Eso es lo bonito, eso es lo importante ¿no?. Lo demás es emífero”.