
El Síndrome de Chino
El que la sigue la consigue, y si no pregúntenle al Chino Ríos. El antaño número uno del mundo en Tenis (y también número uno en chelas e incidentes) está que se retira para dedicarse a pasear en su Ferrari y carretear de lo lindo. En su defensa hay algo: llegó a la cima del mundo y de ahí bajó porrazo tras porrazo… pero llegó.
En cambio este otro, el M-R-P-F (Mauricio-Ricardo-Pinilla-Ferreira o Me-Reconocen-Por-Farandulero) aún no le ha ganado a nadie (bueno, a casi nadie porque los peruanos y los venezolanos no existen) y ya se ve afectado por el Síndrome de Chino.
Para que me entiendas Mauri Richi (su futuro nombre artístico) te hablaré en tu idioma: el futbolero.
“Mauricio. Por ahí estás complicando las cosas ¿no? Mira que venir a lesionarte justo cuando por ahí eras nuestro crédito para la Copa América ¿no? Por ahí Juvenal te dijo que te cuidaras ¿no? Pero no le hiciste caso y en una pichanga farandulera te lesionaste… por ahí”.
Te fuiste de la Universidad de Chile, como gran cosa, al Chievo Verona. En Italia marcaste como dos goles y en tierra de Romeo anduviste puro buscando Julietas.
De ahí te mandaron al Celta de Vigo donde también marcaste un par de goles (en la cancha) pero la prensa te dio portadas por los golazos que te mandaste fuera de la cancha. Mira que salir de carrete y llevarte minas para el hotel en vez de estar concentrado. Ay señor.
Todo esto te costó que en Vigo tasaran tu pase en una PLR y te mandaran directo a Chile a mostrarte en las eliminatorias y en la Copa América. Y te lesionaste.
Tuviste la oportunidad histórica de mostrarte en Perú, en la Copa América –las nanas peruanas iban a verte en masa- pero por andar faranduleando te lesionaste. “Por ahí Mauricio la cagaste ¿no?”.
Y ahora estás como el chino. Recuperándote de una lesión, con mucha plata para carretear, cuarteando cuanta mina se te cruce y sin saber qué cresta va a ser de tu vida deportiva.
Mucha Rocío Marengo, Cherry, Janis Pope, Yamna Lobos, Claudia Schmidt, Kathy Drouillas, mucho Team Mekano. Y de logros deportivos… nada.
Lo malo de tu lesión es que no te impide bailar, ir a programas faranduleros, dar entrevistas a revistas de quinceañeras ni salir con cuanta loca te mueva el traste. Todo mal. “Por ahí si sigues así y no te dedicas a darle con fuerza al balón ¿no? tu carrera se verá complicada”.
Mauricio. Oye, sí, a ti te hablo. Deja tranquilas a las minas (le hablo a Mauricio Pinilla, no a Mauricio Israel, aunque el mensaje igual le sirve). Dedícate a entrenar fuerte y juega al fútbol en vez de a la rayuela corta. Usa las piernas para correr y no para bailar; la cabeza para meter goles y no para cintillos, reflejos y gel.
Atina Pinilla porque te falta mucho por demostrar –menos en la intimidad, dicen- y tú eres futbolista. Nadie te pide que dirijas una empresa, descubras una cura para el cáncer o escribas un libro que cambie al mundo. Tu pega, tu única pega, es pegarle bien a la pelotita y meterla hartas veces en un rectángulo con red. Y llevas harto tiempo entrenando para eso y más encima te pagan bien.
El depender de la pelota no significa hacer pelotudeces a cada rato. Hoy día fue un desgarro farandulero, mañana será una enfermedad venérea farandulera y ahí sí que el tema “pelotas” se te complicará. Reacciona Pinigol y celebra los goles con los shorts donde corresponden. No en la cabeza. “Por ahí me entendiste ¿no?”.